19.3.15

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Imagen: Créditos al autor.

"En el curso de esta búsqueda sepultada en los limbos de mi conciencia he creído sentir estallidos, como el choque de piedras ocultas o la petrificación repentina de fuegos. Fuegos que serían como verdades insensibles y por milagro vitalizadas.

  Pero es preciso ir a pasos lentos por la ruta de las piedras muertas, sobre todo para quien perdió el conocimiento de las palabras. Es una ciencia indescriptible y que explota de a lentas sacudidas. Y quien la posee no la conoce. Pero ni los mismo Ángeles la conocen, porque todo conocimiento verdadero es oscuro. El Espíritu claro pertenece a la materia. Me refiero al Espíritu, en un momento determinado y claro.

  Pero es necesario que inspeccione ese sentido de la carne que debe darme una metafísica del Ser, y el conocimiento definitivo de la Vida.

  Para mí, quien dice Carne dice ante todo aprensión, pelo erizado, carne al desnudo con toda la profundización intelectual de ese espectáculo de la carne pura y todas sus consecuencias en los sentidos, vale decir, en el sentimiento.

  Quien dice sentimiento dice presentimiento, es decir, conocimiento directo, comunicación vuelta sobre si misma y que se ilumina desde el interior. En la carne hay un espíritu, pero un espíritu veloz como el rayo. Y sin embargo, el estremecimiento de la carne participa en la alta sustancia del espíritu.

  Y sin embargo, quien dice carne también dice sensibilidad. Sensibilidad, vale decir, apropiación, pero apropiación íntima, secreta, profunda, absoluta de mi dolor de mí mismo; y por consiguiente, conocimiento solitario y único de dicho dolor."

"El arte y la muerte. Otros escritos." - Artaud.

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