7.2.15

"Molde."

Imagen: Créditos al autor.

"Sin duda no damos más que los primeros pasos, en la dirección de lo extenso, aún cuando nos dejamos ir lo máximo que podamos. Pero supongamos por un instante que la materia consiste en ese mismo movimiento impulsado más lejos, y que lo físico, sea simplemente lo psíquico invertido. Se comprendería entonces que el espíritu se sienta tan cómodo y circule tan naturalmente en el espacio, desde que la materia le sugiere su representación más distinta. Este espacio poseía la representación implícita de la materia en el sentimiento mismo que adquiría de su eventual distensión, es decir de su posible extensión. Él la encuentra en las cosas, pero la hubiera obtenido sin ellas si hubiera tenido la imaginación lo suficientemente potente para llevar hasta el final la inversión de su movimiento natural. Por otra parte, nos explicaríamos así también que la materia acentúe su materialidad bajo la mirada del espíritu. La materia empezó por ayudar al espíritu a retomar su pendiente hacia ella, le dio el impulso. Pero el espíritu continúa una vez lanzado. La representación que forma del espacio puro no es más que el esquema del término en el que desembocaría ese movimiento. Una vez en la posición de la forma espacial, se sirve de ella como una red cuyas mallas se hacen y deshacen a voluntad la cual, lanzada sobre la materia, la divide según lo exijan las necesidades de nuestra acción. Así, el espacio de nuestra geometría y la espacialidad de las cosas se engendran mutuamente por la acción y la reacción recíprocas de dos términos que son de la misma esencia, pero que marchan en sentido inverso. Ni el espacio es tan extraño a nuestra naturaleza como nos lo figuramos, ni la materia está tan completamente extendida en el espacio como nuestra inteligencia y nuestros sentidos se la representan."

"La evolución creadora." - Henri Bergson.

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