31.1.15

"Seca."

Imagen: Coles Phillips.

"Y ¿qué tendría que saber el pequeño escarabajo sitaris, cuya historia se ha contado tan a menudo? Este coleóptero deposita sus huevos en la entrada de las galerías subterráneas que excava una especie de abeja, la antófora. La larva del sitaris, después de una larga espera, acecha al antófora macho que sale de la galería, se agarra a él, y permanece pegada hasta el vuelo nupcial; allí encuentra la ocasión para pasar del macho a la hembra, y espera tranquilamente que esta ponga sus huevos. Salta entonces sobre el huevo, que va a servirle de soporte en la miel, devora el huevo en algunos días, e instalada sobre la cáscara, sufre su primera metamorfosis. Organizada ahora para flotar sobre la miel, consume esta provisión de alimento y deviene ninfa, luego insecto perfecto. Todo sucede como si la larva del sitaris, desde su eclosión, supiera que el antófora macho saldrá de la galería primero, que el vuelo nupcial le suministrará el medio para transportarse sobre la hembra, que esta la conducirá a un almacén de miel capaz de alimentarla cuando se haya transformado, que hasta esa transformación habrá devorado poco a poco el huevo de la antófora de manera de nutrirse, de sostenerse en la superficie de la miel y también de suprimir al rival que habría salido del huevo. Y de igual modo todo sucede como si el propio sitaris supiera que su larva sabrá todas esas cosas. El conocimiento, si lo hay, no es más que implícito. Se exterioriza en pasos precisos en lugar de interiorizarse en conciencia. No es menos cierto que la conducta del insecto esboza la representación de cosas determinadas, que existen o se producen en puntos precisos del espacio y del tiempo, que el insecto conoce sin haberlas aprendido."

"La evolución creadora." - Henri Bergson.

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