14.12.10

"Que nunca."

Imagen: Y la luna es de queso. Créditos al autor.

"Del trato de estos esclavos con las mujeres había salido aquella nueva prole de jóvenes, que sabiendo de qué origen y raza procedían, salieron al encuentro a los que volvían de la Media. Ante todo, para impedirles la entrada tiraron un ancho foso desde los montes Táuricos hasta la Meotida, vastísima laguna; y luego, plantados allí sus reales, y resistiendo a los Escitas que se esforzaban para entrar en sus tierras, vinieron a las manos muchas veces, hasta que al ver que las tropas veteranas no podían adelantar un paso contra aquella juventud, uno de los Escitas habló así a los demás:

  -¿Qué es lo que estamos haciendo, paisanos? Peleando con nuestros esclavos como realmente peleamos, si somos vencidos quedamos siempre tantos señores menos cuantos mueran de nosotros; si los vencemos, tantos esclavos nos quedarán después de menos cuantos fueren sus muertos. Oid lo que he pensado que dejando nuestras picas y ballestas, tomemos cada uno de nosotros el látigo de su caballo, y que blandiéndolo en la mano avance hacia ellos; pues en tanto que nos vean con las armas en la mano se tendrán aquellos bastardos miserables por tan buenos y bien nacidos como nosotros sus amos. Pero cuando nos vieren armados con el azote en vez de lanza, recordarán que son nuestros esclavos, y corridos de sí mismos, se entregarán todos a la fuga.

  Ejecutáronlo todos los que oyeron al Escita, y espantados los enemigos por el miedo de los azotes, dejando de pelear, dieron todos a huir. De este modo los Escitas obtuvieron primero el imperio del Asia, y arrojados después por los Medos volvieron de nuevo a su país; y aquella era la injuria para cuya venganza juntó Darío un ejército contra ellos."

"Los Nueve Libros de la Historia; Tomo IV." - Heródoto de Halicarnaso.

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